26/2/18

Mi senda es la animación lectora



Mon Peraza

En los talleres de animación lectora que imparto, utilizo varias técnicas que he ido variando en función de mis necesidades y las de los niños y las niñas, jóvenes o familias que han asistido o siguen haciéndolo, debo admitir, que muchas las he puesto en práctica previamente en casa con mis hijos. Algunas resultaron y se han quedado para siempre en los talleres, otras fueron solo un intento y muchas nunca funcionaron.
Las técnicas de animación lectora son infinitas y muy variadas, pero no hay ninguna “comodín”, que te asegure el éxito en un taller o en casa, o al menos yo no la conozco.

Cuando realicé mi primer taller de animación lectora hace algunos años, tuvo una duración de 4 meses, y lo llevé a cabo con un solo cuento: Mariluz Avestruz de Rachel Chaundler ilustrado por el portugués Bernardo Carvalho con ilustraciones en colores vivos y dinámicos para primeros lectores. Decidimos (hablo en plural pues en aquel momento andaba en tándem con la cuentista Marien Mena) interpretarlo con los niños y niñas que venían al taller con edades comprendidas entre 3 y 5 años, edades ideales para este tipo de actividad. Lo hicimos de manera muy libre en el sentido de que cada cual escogió un animal, el que quiso del cuento, y como hubo elecciones de animales que no estaban presentes, también los incluimos, adaptamos el cuento a las necesidades que se nos planteaban. Por aquel entonces no pedí permiso a su autora, hoy me parece inconcebible realizar una actividad así sin hacerlo, puesto que incluso se llevó a un auditorio municipal y hasta el cartel era una de las ilustraciones del libro, acto totalmente denunciable y una irresponsabilidad por mi parte.

¿Y qué tiene que ver esto con la animación lectora? ¿leer y/o interpretar un cuento anima a leer? Yo creo que si. Lo hizo en aquel momento y les explico la razón por la que funcionó ese taller en el que todas las personas participantes leían y leían.

Las madres asistían al taller, con la excusa de que había que hacer ropas de cada animal, y un decorado (hacedero, transformable con un sencillo método de cubos con los que hacíamos un puzle reversible para crear dos escenas) pero el segundo o el tercer día de taller en el que seguíamos “jugando” con “Mariluz” preguntábamos en voz alta: ¿cómo se comporta la jirafa, qué hace, qué le gusta, qué come, emite sonidos? ¿Y las cebras, tienen todas las rayas iguales? ¿las hienas se ríen siempre? Esas preguntas se fueron haciendo de manera desordenada, o al menos eso parecía, las respuestas no estaban en el cuento, la acción de esa historia en concreto es hacer equipo para ayudar a una avestruz que por presumida está en apuros. Las respuestas las obteníamos en otros libros de la biblioteca, libros que las mamás se llevaban a casa para leerles a sus hijos, de ésta manera obtenían respuestas y sin darse cuenta otras preguntas llegaron después, (un niño de 3 años preguntó el por qué no había ningún delfín en la Sabana Africana, la respuesta era clara, pero enseñarle un libro en el que él mismo podía descubrir donde viven los delfines fue su semillita de animación lectora). Poco a poco se acabaron los libros de animales, se leyeron todo lo que había en aquella modesta biblioteca, hecha en su mayoría con la donaciones de la vecindad, y por muy increíble que parezca empezaron por la enciclopedia de El mundo de los animales de Planeta Agostini con muchísimo material gráfico. En ningún momento nos planteamos que no eran lecturas apropiadas para las edades que tenían porque en esa circunstancia su interés era muy claro, querían saber más del animal que interpretaban. Eso les creó un aliciente y dejaron atrás la fauna, pero se interesaron por otros libros, cuentos, algunos clásicos y otros de autor, recopilaciones de cuentos tradicionales e incluso de pintura, porque hubo quien se inclinó por técnicas de dibujo inspirado por las ilustraciones del puzle utilizado en el decorado.
El taller llegó a su fin, pero habíamos conseguido que 16 familias incorporaran el hábito lector en sus vidas.

En la actualidad llevo a cabo en la sala infantil y juvenil de la Biblioteca Pública del Estado de Santa Cruz de Tenerife el taller MANOS ARTISTAS, en él se elige una lectura por mes, normalmente los primeros lunes de cada mes las familias con menores de entre 3 y 6 años asisten realizando previamente su inscripción. Hay muchas familias que repiten una y otra vez, por lo que la dinámica se ha hecho muy fácil y la estrategia que seguimos es narrar un cuento, bien tradicional o de autor y acto seguido realizar una actividad manual. El cuento se comunica a la biblioteca con un mes de antelación y la bibliotecaria, en su buen hacer, rebusca en la biblioteca diferentes y variados libros del tema principal del cuento que van a escuchar para dejarlos expuestos mientras cuento. Las familias que conocen el taller, cuando terminamos,  cogen libros en préstamo de los que previamente se han seleccionado y las que vienen por primera vez las imitan con lo cual se potencia el préstamo y se anima a leer, sin imponer.  Y con esto suscribo a Pennac, “El verbo leer no soporta el imperativo”

La animación a la lectura es una actividad en la que se propone el acercamiento del niño al libro de una forma creativa, lúdica y placentera. Y en ningún momento debe haber obligatoriedad sino que se debe despertar un interés respetando la inteligencia de ese niño. Esto último hace que me plantee cuestiones como la efectividad de los planes lectores escolares en los que se obliga a realizar 3 lecturas indicadas por el profesorado a lo largo del curso, realmente dudo que eso anime a leer, al menos de manera voluntaria. “Leer es una actividad fantástica pero optativa. Otra cosa es que a los “adictos”, convencidos de las mil y una ventajas de la lectura, nos encante hacer “adeptos”” dice Estrella Ortiz y con mucha razón.

Por otro lado, al hilo de las recomendaciones lectoras de docentes, como narradora que no sólo vive del cuento sino que además necesita de contenido para talleres de animación lectora que enriquezcan su profesión y sus servicios, sigo muy de cerca trabajos bien hechos del tema que nos ocupa como la que se lleva a cabo en la biblioteca escolar del CEIP La Senda, poseedora del “Sello de Buena Practica Iberoamericana Leer.es” donde Mariaje Paniagua, maestra de infantil hace que “los libros lleguen al corazón” o el blog de la profesora y crítica literaria Ana Garralón que ha sido galardonado con el Premio Nacional de Fomento a la Lectura 2016.

Para terminar y basándome en mi modesta experiencia diría que la animación lectora se basa en aprender a apreciar la lectura como fuente de información y de entretenimiento, en integrar la lectura como algo cotidiano involucrando a la familia, sin imponer, simplemente leer por puro placer.

No puedo terminar sin animarles (vaga la redundancia) a leer estos libros que profundizan sobre la animación lectora y quien sabe, tal vez nos encontremos leyendo en el tranvía, la guagua o cualquier parque, porque para leer casi todos los lugares son idóneos.


·         Colomer, Teresa. Introducción a la literatura infantil y juvenil. Síntesis.
·         Moreno, Víctor. La manía de leer. Caballo de Troya.
·         Mata, Juan. 10 Ideas clave: Animación a la lectura. Hacer de la lectura una práctica feliz, trascendente y deseable. Editorial Grao

Bibliografía mencionada:
-          Daniel Pernnac. Como una novela. Anagrama.
-          Estrella Ortiz.  Contar con los cuentos. Editorial Palabras del Candil.