Mon Peraza
En los talleres de animación lectora que
imparto, utilizo varias técnicas que he ido variando en función de mis
necesidades y las de los niños y las niñas, jóvenes o familias que han asistido
o siguen haciéndolo, debo admitir, que muchas las he puesto en práctica previamente
en casa con mis hijos. Algunas resultaron y se han quedado para siempre en los
talleres, otras fueron solo un intento y muchas nunca funcionaron.
Las técnicas de animación lectora son infinitas
y muy variadas, pero no hay ninguna “comodín”, que te asegure el éxito en un
taller o en casa, o al menos yo no la conozco.
Cuando realicé mi primer taller de
animación lectora hace algunos años, tuvo una duración de 4 meses, y lo llevé a
cabo con un solo cuento: Mariluz Avestruz
de Rachel Chaundler ilustrado por el portugués Bernardo Carvalho con
ilustraciones en colores vivos y dinámicos para primeros lectores. Decidimos (hablo
en plural pues en aquel momento andaba en tándem con la cuentista Marien Mena) interpretarlo
con los niños y niñas que venían al taller con edades comprendidas entre 3 y 5
años, edades ideales para este tipo de actividad. Lo hicimos de manera muy
libre en el sentido de que cada cual escogió un animal, el que quiso del
cuento, y como hubo elecciones de animales que no estaban presentes, también
los incluimos, adaptamos el cuento a las necesidades que se nos planteaban. Por
aquel entonces no pedí permiso a su autora, hoy me parece inconcebible realizar
una actividad así sin hacerlo, puesto que incluso se llevó a un auditorio municipal
y hasta el cartel era una de las ilustraciones del libro, acto totalmente
denunciable y una irresponsabilidad por mi parte.
¿Y qué tiene que ver esto con la
animación lectora? ¿leer y/o interpretar un cuento anima a leer? Yo creo que
si. Lo hizo en aquel momento y les explico la razón por la que funcionó ese
taller en el que todas las personas participantes leían y leían.
Las madres asistían al taller, con la
excusa de que había que hacer ropas de cada animal, y un decorado (hacedero, transformable
con un sencillo método de cubos con los que hacíamos un puzle reversible para
crear dos escenas) pero el segundo o el tercer día de taller en el que
seguíamos “jugando” con “Mariluz” preguntábamos en voz alta: ¿cómo se comporta
la jirafa, qué hace, qué le gusta, qué come, emite sonidos? ¿Y las cebras,
tienen todas las rayas iguales? ¿las hienas se ríen siempre? Esas preguntas se
fueron haciendo de manera desordenada, o al menos eso parecía, las respuestas
no estaban en el cuento, la acción de esa historia en concreto es hacer equipo
para ayudar a una avestruz que por presumida está en apuros. Las respuestas las
obteníamos en otros libros de la biblioteca, libros que las mamás se llevaban a
casa para leerles a sus hijos, de ésta manera obtenían respuestas y sin darse
cuenta otras preguntas llegaron después, (un niño de 3 años preguntó el por qué
no había ningún delfín en la Sabana Africana, la respuesta era clara, pero
enseñarle un libro en el que él mismo podía descubrir donde viven los delfines
fue su semillita de animación lectora). Poco a poco se acabaron los libros de
animales, se leyeron todo lo que había en aquella modesta biblioteca, hecha en
su mayoría con la donaciones de la vecindad, y por muy increíble que parezca
empezaron por la enciclopedia de El mundo
de los animales de Planeta Agostini con muchísimo material gráfico. En
ningún momento nos planteamos que no eran lecturas apropiadas para las edades
que tenían porque en esa circunstancia su interés era muy claro, querían saber
más del animal que interpretaban. Eso les creó un aliciente y dejaron atrás la
fauna, pero se interesaron por otros libros, cuentos, algunos clásicos y otros
de autor, recopilaciones de cuentos tradicionales e incluso de pintura, porque
hubo quien se inclinó por técnicas de dibujo inspirado por las ilustraciones del
puzle utilizado en el decorado.
El taller llegó a su fin, pero habíamos
conseguido que 16 familias incorporaran el hábito lector en sus vidas.
En la actualidad llevo a cabo en la sala
infantil y juvenil de la Biblioteca Pública del Estado de Santa Cruz de
Tenerife el taller MANOS ARTISTAS, en él se elige una lectura por mes,
normalmente los primeros lunes de cada mes las familias con menores de entre 3
y 6 años asisten realizando previamente su inscripción. Hay muchas familias que
repiten una y otra vez, por lo que la dinámica se ha hecho muy fácil y la
estrategia que seguimos es narrar un cuento, bien tradicional o de autor y acto
seguido realizar una actividad manual. El cuento se comunica a la biblioteca
con un mes de antelación y la bibliotecaria, en su buen hacer, rebusca en la
biblioteca diferentes y variados libros del tema principal del cuento que van a
escuchar para dejarlos expuestos mientras cuento. Las familias que conocen el
taller, cuando terminamos, cogen libros
en préstamo de los que previamente se han seleccionado y las que vienen por
primera vez las imitan con lo cual se potencia el préstamo y se anima a leer,
sin imponer. Y con esto suscribo a
Pennac, “El verbo leer no soporta el imperativo”
La animación a la lectura es
una actividad en la que se propone el acercamiento del niño al libro de una
forma creativa, lúdica y placentera. Y en ningún momento debe haber
obligatoriedad sino que se debe despertar un interés respetando la inteligencia
de ese niño. Esto último hace que me plantee cuestiones como la efectividad de
los planes lectores escolares en los que se obliga a realizar 3 lecturas
indicadas por el profesorado a lo largo del curso, realmente dudo que eso anime
a leer, al menos de manera voluntaria. “Leer es una actividad fantástica pero
optativa. Otra cosa es que a los “adictos”, convencidos de las mil y una
ventajas de la lectura, nos encante hacer “adeptos”” dice Estrella Ortiz y con
mucha razón.
Por otro lado, al hilo de las
recomendaciones lectoras de docentes, como narradora que no sólo vive del
cuento sino que además necesita de contenido para talleres de animación lectora
que enriquezcan su profesión y sus servicios, sigo muy de cerca trabajos bien
hechos del tema que nos ocupa como la que se lleva a cabo en la biblioteca escolar del CEIP La Senda, poseedora del “Sello de Buena Practica Iberoamericana
Leer.es” donde Mariaje Paniagua, maestra de infantil hace que “los libros
lleguen al corazón” o el blog de la profesora y crítica literaria Ana Garralón
que ha sido galardonado con el Premio Nacional de Fomento a la Lectura 2016.
Para terminar y basándome en mi modesta
experiencia diría que la animación lectora se basa en aprender a apreciar la
lectura como fuente de información y de entretenimiento, en integrar la lectura
como algo cotidiano involucrando a la familia, sin imponer, simplemente leer
por puro placer.
No puedo terminar sin animarles (vaga la
redundancia) a leer estos libros que profundizan sobre la animación lectora y
quien sabe, tal vez nos encontremos leyendo en el tranvía, la guagua o
cualquier parque, porque para leer casi todos los lugares son idóneos.
·
Colomer,
Teresa. Introducción a la literatura infantil y juvenil. Síntesis.
·
Moreno,
Víctor. La manía de leer. Caballo de Troya.
·
Mata,
Juan. 10 Ideas clave: Animación a la lectura. Hacer de la lectura una práctica
feliz, trascendente y deseable. Editorial Grao
Bibliografía mencionada:
-
Daniel
Pernnac. Como una novela. Anagrama.
-
Estrella
Ortiz. Contar con los cuentos. Editorial
Palabras del Candil.