6/3/19

La Narración Oral en Tenerife: ¿una moda?

Charla "La narración Oral en Canarias: ¿una moda? 
en el "IV Encuentro de Narración Oral de Canarias"

El  IV Encuentro de Narración oral de Canarias se celebró  el 5 y el 6 de octubre de 2018 en “La Maresía”, un alojamiento rural situado en el Municipio del Sauzal, isla de Tenerife, al que acudieron narradores/as de las islas de Tenerife, La Palma, Gran Canaria, Fuerteventura y Lanzarote. Alrededor de 30 personas disfrutaron de un programa variado que contempló tiempos dedicados a la convivencia y espacios para la formación, el intercambio de experiencias, para pensar en voz alta y en compañía, etc. “La Narración oral en Canarias”, ¿una moda?” fue el título elegido para elaborar una pequeña ponencia sobre la evolución del oficio en los últimos cinco años en nuestro archipiélago, que sirvió de punto de partida para el coloquio que daba fin el programa del Encuentro.  Ahora que se acerca el día Internacional de la Narración oral, en el que celebramos la profesión, un camino de palabras y manos amigas, una senda de búsqueda y encuentro, es un buen momento para compartir el texto que, para dicha ocasión, elaboré en base a una pequeña encuesta y diferentes intercambios de experiencias entre los/las compañeros/as de profesión:

Hace 5 años el mundo de los cuentos en Canarias era un camino fabuloso, encantador, que comenzó a seducirnos, tanto a los que ya estábamos inmersos en diferentes campos de las Artes escénicas, como a los que ejercían otras profesiones (maestros y maestras, especialmente). Los grandes eventos de cuentos como el Festival de Agüimes (Gran Canaria),  el Festival Internacional del Cuento de Los Silos, La Noche de los cuentos en La Laguna y Verano de Cuento en El Sauzal (Tenerife), nos presentaron el cuento como un vehículo de comunicación perfecto, como un arte joven y lleno de posibilidades. Aunque nuestras ansias de contar, lejos de dichos eventos puntuales y excepcionales, y cerca del día a día, no se correspondía con la demanda de mercado por varias cuestiones marcadas por la moda del momento.

En 2012 el monólogo cómico se impuso sobre los cuentos destinados a personas adultas, y las animaciones variadas (pintacaras, globoflexia, etc.) tenían más demanda que las sesiones de cuentos dirigidas a público infantil y familiar. El “cuentacuentos” parecía ser un cajón desastre en el que todo entraba para programadores y clientes.  Precisamente, al ser un cajón desastre, la fe en esta disciplina residía en manos de unos pocos: editoriales con fines educativos, librerías y bares con fines comerciales, que programaban de forma esporádica pagando mal, tarde, y en muchas ocasiones “en negro”.  También para nosotros/as era algo puntual, ya que, en la mayoría de los casos, combinábamos el cuento con otras actividades a la vez (trabajos de nómina, talleres, cursos, teatro, etc.). Con este panorama se puede afirmar que hace 5 años el cuento en Canarias nadaba en la diversificación de ocupaciones y en lo esporádico de las programaciones. En definitiva, contábamos cuentos con ganas e ilusión, aunque aún para la mayoría no era una profesión, especialmente en los aspectos legales.

Fue en en marzo de 2013 cuando se produce un hito en la isla de Tenerife. 20 narradores/as, provenientes de diferentes ámbitos y lugares de la isla, que en muchos casos no se conocían, participaron en una acción con el fin de celebrar el día Internacional de la Narración Oral y así nació el Festival Encuentracuentos. Esta primera edición fue liderada por Laura Escuela, Juan Carlos Tacoronte e Isabel Bolívar, y colaboraron Diego González en la lluvia de ideas y Fabio González con el cartel. Apoyaron la iniciativa librerías y bibliotecas de Santa Cruz, espacios en los que se contó de forma individual por la tarde, para luego hacerlo por la noche de forma colectiva en la Biblioteca Municipal Central (TEA). Sin dinero, sin publicidad y con ganas, se logró convocar a unas 120 personas que durante más de dos horas disfrutaron de variadas historias en las diversas voces y estilos. Esa noche nos sentimos parte de algo, dejamos de ser isla y nos convertimos en continente, nos miramos en el espejo del otro/a, nos sentimos iguales. Charlamos y gestamos.
En Gran Canaria también se encontraron, se miraron, charlaron y gestaron, dando paso “El Movimiento” que propició el encuentro cotidiano entre los distintos profesionales de la palabra de la isla vecina.

Este sentimiento de grupo que surge el 20 de marzo de 2013 en Tenerife, anima a los presentes a pensar que juntos/as podemos lograr grandes cosas, lo que lleva a la constitución  de la Asociación canaria de narración oral, Tagoral. Se crea no sólo como una asociación tinerfeña, sino como el sueño de aunar las voces de las diferentes islas. 
A la vez, se crea el grupo de Facebook Narradores de Canarias para potenciar la comunicación entre todos y todas.
En este contexto, tras iniciativa de Cristina Temprano, se gestó el I Encuentro de Narración oral de Canarias, celebrado en Septiembre de 2014 en la isla de La Palma, al que acudieron palmeros, tinerfeños y grancanarios, de los cuales algunos/as eran personas socias y otras no.

Desde su nacimiento, la Asociación Tagoral hace las funciones de tagoror, de punto de encuentro, de referencia, fuente de información y debate, y también lugar de amparo.  El asociacionismo genera sinergias entre sus miembros y comienzan a surgir parejas, grupos de trabajo en torno al cuento, florecen los festivales y las iniciativas propias. Contar con el otro/a genera la necesidad de mejorar en la profesión en aspectos técnicos, artísticos y especialmente legales. Se comienza a utilizar la denominación de narrador/a oral, inspirados/as por la Asociación de profesionales de la Narración oral en España, AEDA,  para hablar de nuestro oficio con respeto y dignidad.  De esta forma se elimina al cajón desastre del “cuentacuentos” y se acota y define la profesión.

Paralelamente sucede que las inspecciones de trabajo se ponen a la orden del día, ya no se puede cobrar en “negro” y la salida es la alegalidad o la legalidad. En el camino a la legalidad, bien contratados por el cliente o bien por el alta en el Régimen especial de trabajadores autónomos, descubrimos que legales somos más visibles. Nos podemos proyectar en redes sociales, nos podemos vender en Ayuntamientos, etc. La legalidad conduce al camino de la profesionalización en dos aspectos:

1.- Muchos/as de nosotros/as comenzamos a dedicarnos sólo al cuento, lo que nos lleva a la mejora calidad a raíz de la profundización y especialización, y a la apertura de nuevos campos y espacios de trabajo.
2.- El asociacionismo nos hace llegar a acuerdos sobre: condiciones de trabajo, cachés mínimos, ética profesional.

El asociacionismo, las sinergias y la profesionalización mejoran las condiciones del narrador/a tales como la  calidad, la especificidad y variedad de las propuestas, atrayendo así el interés de programadores/as que incluyen la Narración oral de forma estable en sus espacios. Las librerías y los bares ahora están en minoría y crece la programación estable en Bibliotecas y Espacios Culturales, siendo cada vez más frecuentes también en los teatros (circuito de Artes escénicas). El intrusismo laboral comienza a disminuir, ahora los narradores/as asumen su papel en proyectos de animación lectora, crean, proyectan, innovan, venden y visibilizan el arte de contar historias. Los programadores/as además valoran los diferentes estilos, voces y hay más trabajo para todos/as. Se multiplican los espacios, el número de sesiones, de espectáculos y con ello crece el público, cada vez más educado, respetuoso y gustoso de historias.

El ámbito insular se expande al regional y al autonómico como algo frecuente. La profesionalización y las ayudas del Estado a la movilidad por la particularidad de la insularidad  (75% descuento aplicado por el Gobierno en los precios de pasajes de barco y avión y el Programa Canarias crea canarias), hacen que los clientes, ya sean públicos o privados, se animen a programar de forma regular. También narradores/as trascienden, no sólo al territorio nacional, sino internacional. Todo esto no es fruto de una moda, es fruto del trabajo común y del respeto al oficio de contar historias.

El camino recorrido en unos pocos años es impresionante y emocionante. Aunque nos queda mucho por hacer, aprender y mejorar, se ha conseguido hacer “familia” y definir un camino a recorrer juntos/as, porque unidos/as podemos más. Si tenemos dudas, inquietudes o una idea que compartir, ahí está la familia cuentera; si nos llevan los demonios porque no nos pagan o estamos hartos/as del papeleo, ahí está la familia cuentera; si aceptan un proyecto y estamos felices cual perdices, ahí está la familia cuentera.

En definitiva, hemos pasado del cuento escondido en soledad a bellos encuentros alrededor de la hoguera juntos/as, con la tribu, contándonos el día, la vida y el mundo.